lunes, 29 de marzo de 2010

Decir gracias ...


La gratitud es una riqueza del ser humano.
Y una demostración de grandeza. Sólo los de corazón pequeño y falso orgullo son los que están convencidos de que todo lo merecen, de que todo lo que les es dado es lo que les corresponde, aunque no se hayan esforzado por ganarlo.
Muchas veces oímos decir :
_ " Yo no le debo nada a nadie "_
Grave error.
Todos tenemos algo que agradecer.
Amar .O haber amado. O Ser amado/a.
Porque en algún momento de la vida algo bello sucedió.
Porque aunque haya habido dolor ,angustia, miedo, hubo un lapso ,aunque fuese pequeñito, de ilusión.
Porque alguna vez un temblor que era cálido y bueno, conmovió nuestro cuerpo.
Por que hubo una espera ,acodados mirando si llegaba,y el corazón galopaba como un potro en carrera .
Porque para decir adíos, primero tuvimos que decir " Hola ".
Todos nos necesitamos.Y somos necesarios para alguien.
Todos tenemos algo que agradecer con humildad, con alegría, con buena memoria.
Todos tenemos algo que agradecer , con el alma y el corazón en la mano .

domingo, 28 de marzo de 2010

Miedo ( abuso infantil )


Mamá tengo miedo...
Esas palabras siempre le paralizaban cuando su hija las grita desde el cuarto...
¿ Miedo ?
Recordaba bien el miedo....
Siempre esperaba un buen rato... cuando ya el sueño comenzaba a rondarle,haciendo pesados sus párpados,entonces sucedía...
La puerta suave se abria sin un quejido.
Como un cómplice inerte .
Frios e impasibles,los muñecos de la pared, los libros de cuentos, las barras de plastilina y el estuche del colegio, observan desde su sitio, en silencio...
Hasta las flores de su diadema alcanzan a ver lo mismo cada noche y reprímian las lágrimas junto a esa niña de piel suave y mirada adulta.
Mirada guardiana de mil dolores, de mil llantos amargos.
Dulce y lejana se perdía atravesando las paredes...
Él venia con un vaso de agua ,como la excusa perfecta...
" ¿ Cómo está hoy mi niña ? "
Cada día igual. Aquel monstruo nunca saciaba su hambre.
Ni una noche sin agua, ni una noche sin visita...
Y su niña, se quedaba inmóbil, aterrada...
Su piel ya se preparaba para su sucio aliento, tan caliente... Y sus ojitos automáticamente se cerraban...
" Si no lo veo, no existe .Si no lo veo ,no esta . " Se decia ....
Suerte ser una niña lista , con su imaginación se marchaba de su camita de flores y ositos amables, siempre al mismo lugar .
Un hermoso prado lleno de amapolas rojas que salpicaban como cerezas un suelo verde, alfombrado.
Allí corría y ,tumbada en el suelo, podía ver hermosas formas en las nubes que el viento mecía y modelaba caprichosas....
Un columpio verde colgaba de un anciano y amable árbol, y a veces, se subia, se columpiaba, sintiendo un suave y perfumado viento en su rostro...
Arriba, arriba... más arriba por favor...
De vez en cuando papá le hacia volver.
" ¡ Date vuelta ! "
Y Sabía que ahora dolería... siempre dolía ... y corría de nuevo al prado,
deprisa, deprisa...
" Tengo sueño papá "
Los sollozos no dejaban de acudir a su garganta .
Dolía tanto, que a veces , creía que no podría respirar ... Y aveces deseo no hacerlo nunca más....
Tenía que aprender a controlar esos sollozos , a papá no le gustaban...
Y cuando se enfadaba , siempre encendía un cigarrillo y hacía dibujos en sus pies, para calmarse...
" No solloces ,por favor, no lo hagas .. "
Claro, verás que bien lo vamos a pasar , luego podrás dormir .... Mi niña tiene que ser buena o sino ... papi se enfadara con ella.
" Y tu no quieres eso ¿ verdad ? "
" No, papi no quiero por favor, sere buena . "
Y el llanto formaba un nudo en la pequeña garganta .
Y Volvía al prado a esperar con las hermosas nubes ... a que el monstruo se vaciara se ese veneno que cada noche le volvía loco ...
¿ Miedo ?
Si, tube tanto miedo....
No de morir , sino de seguir viviendo...


Si conoces un caso de abuso ,denuncialó ... No Calléis.

Gracias Natacha , muchas gracias .

miércoles, 24 de marzo de 2010

Es por Ti ( Boig per tu )


Escribo una y otra vez
No puedo vivir sin ti
Me paso los días esperándote

Cómo te puedo amar
Si lejos de mí estás
Si yo estoy loca
Es por ti

Sé muy bien que desde este lugar
Yo no llego a donde estás tú
Y aunque dentro de mi copa está
Reflejada tu fría luz
La beberé
Servil y acabada
Es por ti

Sin ti el amanecer
En lágrimas nacerá
Mojando la lluvia
Que caerá sin fin

Y tú me atraparás
Con esa blanca luz
Si yo estoy loca
Es por ti

Sé muy bien que desde este lugar
Yo no llego a donde estás tú
Y aunque dentro de mi copa está
Reflejada tu fría luz
La beberé
Servil y acabada
Es por ti

Y si estoy loca
Es por ti
Es por ti
Es por ti...


domingo, 21 de marzo de 2010

Mujer que espera...


Êsta es la carta de una mujer que espera. Y una mujer que espera no se parece mucho a la mujer que es en realidad.
Una mujer que espera tiene miedo. La desconfianza teje una telaaraña sutil que envuelve todos sus pensamientos. Y así, sus pensamientos se van tornando sombríos,enloquecidos,como una jauría de lobos salvajes que corren y corren dando vueltas en redondo para llegar siempre al mismo lugar.
¿ Y sabes lo que es ese lugar ?
El borde de un precipicio.
Mirando hacia abajo no se ve el fondo, sólo se ve una infinita hondura,un pozo sin fin.
Alrededor de una mujer que espera, se desdibuja el mundo.
Las dimensiones y las perspectivas se vuelven confusas.
Da lo mismo el día que la noche : solamente cuentan las horas que faltan para el momento del encuentro.
Tu presencia , tu voz la alegra , pero ella no puede demostrar enseguida su alegría , porque ésta tan recubierta de angustias y penas ,que sacarla a la luz lleva un tiempo.
Una mujer que espera se puede convertir en un aburrimiento.
Porque siempre repite las mismas palabras :
" ¿ Me extrañas ? " " ¿ me quieres ? "
" ¿ Piensas en mí tanto como pienso en ti ?"
" ¿ Has visto a alguien ? " " ¿ Has reido ? "..
Y si has visto a alguien o has reido , qué punzada en el alma,qué estiletazo en la mitad del pecho.
No sé como es la espera de los hombres,qué es lo que sienten los hombres cuando esperan... Pero se me hace que le buscan la vuelta al tiempo ...
Que sus horas se pasan como cualquier hora de los dias normales, siguen teniendo sesenta minutos, y cada minuto sesenta segundos , cuando para una mujer las horas de espera tienen sesenta millones de minutos .
Y cada minuto ocupado por la imagen del ser aguardado :una imagen tan cercana a la piel que estremece ...
Pantallazos que dan un golpe en la boca del estómago y dejan sin respiración.
Una mujer que espera es la mitad de una mujer .
Una mujer que espera es una lágrima ...
¡ Tiende tu pañuelito de palabras , seca mis ojos,hazme dormir envuelta por tus brazos !
Sólo con que lo digas , con que lo escribas, con que lo sientas ,me parece que sería suficiente.
Una mujer que espera ... se conforma con poco.
Y hasta puede decirte :
" Me basta con que me des tu ternura desde lejos ,te pido que me ames asi y no me dejes ...
Porque todos están y me rodean para hacerme sentir sola, y basta que yo llegue a alguna parte para temer , para querer huir, irme de mí, abandonar el cuerpo, refugiarme en Tí . "

miércoles, 17 de marzo de 2010

Leyenda de José Ignacio Chopitea.


Una noche de invierno de hace muchos, pero muchos años cuando el pueblo de Laredo era apenas la suma de un centenar de viviendas vivía en las afueras del poblado un vendedor de baratijas llamado José Ignacio Chopitea. Su vida transcurría apaciblemente y con algunas limitaciones que le impedían llevar una vida con holgura.

Cierta mañana mientras caminaba junto a la acequia vio desde el otro lado de la calle una hermosa mujer, alta y de cabellos rubios, que cautivó su atención. La miró fijamente, prendado por su belleza y su caminar garboso. Cruzó el empedrado y pudo contemplarla con mayor detenimiento: tenía los ojos azules y un rostro dulce y rosado, sus labios brillantes como la luna y un cuerpo como jamás había imaginado.

-Buenos días, dijo José Ignacio, esperando respuesta.

Pero ella ni siquiera lo miró y siguió su camino calle arriba. A poca distancia y en medio de las cavilaciones más extrañas José Ignacio la siguió. La vio entrar en una casona con dos arcos en la entrada hasta que desapareció por completo tras una rejas blancas y un pequeño bosque de tulipanes.

Más tarde lo supo. Era Ximena, la hija menor de don Juan Miranda y Rodríguez que tenía extensos sembrío de caña de azúcar y algodón lo que lo hacía uno de los hombres más ricos de Trujillo.

Las noches siguientes a su encuentro fortuito no pudo conciliar el sueño y despertaba pensando en Ximena y abrigando la esperanza que algún día pudiera compartir con ella los últimos años de su existencia.

José Ignacio tenía 40 años y nunca había tenido una relación que lo hiciera pensar en el matrimonio, los hijos y un hogar donde ser feliz. Así que la tarde del miércoles 13 de noviembre se puso su mejor traje, eligió la mejor corbata de pajarita y el mejor perfume que le abriera las puertas del corazón de Ximena. Salió de casa rumbo a la mansión de los arcos, tocó la aldaba y lo recibió el criado. Pidió hablar con don Juan Miranda y Rodríguez. Minutos después estaba dentro de la casa: amplios salones con cortinas de seda y muebles color púrpura, jarrones chinos y alfombras persas. Toda la casa destilaba elegancia y buen gusto. Por el pasillo apareció el hacendado que lo miró de pies a cabeza y cuando José Ignacio le pidió licencia para empezar a visitar a su hija, don Juan Miranda lanzó una soberbia carcajada que lo dejo helado.

-¿Cómo se atreve a pretender a mi hija si no tiene donde caerse muerto?, le dijo rojo de cólera.

Tembloroso y con la voz entrecortada le explicó que desde el primer momento en que la conoció no puede conciliar el sueño y que hará todo lo humanamente posible para hacer feliz a su hija.

Don Juan Miranda no esperó que termine de hablar y lo invitó a salir de su casa.

-Y no vuelva usted siquiera acercarse a mi hija porque le costará caro.

Desde ese momento José Ignacio se apostaba todos los domingos después de la misa junto a los árboles del parque para verla pasar y en el verano sufría contemplándola dar su paseos vespertinos por la caja de aguas junto a sus criadas.

-Daría todo, incluso mi vida, por su amor, se dijo para sí.

Una tarde casi al anochecer cuando las luces de los faroles se empezaban a prender se le apareció de pronto un hombre alto vestido de blanco, con largos bigotes y una voz gruesa y filuda.

-¿Qué hace José Ignacio?, le dijo. Dime que es lo que te entristece, que te hace sufrir.

Se sorprendió de que supiera su nombre pero luego no le dio importancia y se sentó junto a él en una de las bancas del parque.

-Es el amor, le respondió, el amor de Ximena que no puedo alcanzar. Le respondió.

-Yo podría ayudarte, yo podría conseguir que obtengas eso y mucho más. El amor de Ximena y de todas las mujeres que quieras y mucho pero muchísimo más dinero que el que tiene su padre y todos los hacendados de Trujillo.

-Eso es imposible, sonrió José Ignacio.

-No hay nada imposible para el diablo, le contesto lanzando una enorme sonrisa. Lo único que te pido a cambio es tu alma, por supuesto luego que hayas disfrutado de todos los placeres de la vida.

José Ignacio lo miro incrédulo y le pidió una muestra de su poder.

-A ver, si lo que dices es cierto, quiero en mi casa un baúl lleno de monedas de oro y piedras preciosas.

-Hecho, dijo el diablo y caminaron a su casa.

Cuando abrió su puerta encontró en la sala varios baúles: uno contenía monedas de oro, el otro perlas, zafiros y diamantes y el tercero sortijas y caderas de oro.

-También tendrás el amor de Ximena y de todas las mujeres de la comarca, le dijo el diablo antes que José Ignacio pudiera emitir palabra. Pero ya sabes quiero tu alma luego de 50 años de gozos y felicidad.

Días después José Ignacio compró una hermosa huerta con una mansión de muchas habitaciones, caballos de paso, contrató los servicios de criados y poco a poco se fue haciendo dueño de casi todas las tierras de Laredo con la que fundó su propia hacienda. Su fama y su fortuna creció así que para fiesta de año nuevo don Juan Miranda no tuvo reparos en ofrecer la mano de su hija Ximena que aceptó gustosa casarse en una fecha que ellos mismos pactaron luego de bailar el primer vals.

A la fiesta asistieron centenares de invitados y por supuesto también el extraño hombre de blanco y de largos bigotes que ofició de padrino.

Cuando la fiesta terminaba y José Ignacio marchaba con Ximena a su luna de miel, el padrino le recordó al oído:

-No lo olvides, después de 50 años de gozo tu alma será mía.

Pasaron los años y José Ignacio no sólo tuvo a Ximena sino a cuanta mujer se le atravesó en el camino y disfrutó de riquezas hasta que murió antes de cumplirse el plazo. Por ello es que, con muchos años de anticipación, mandó construir en el cementerio de Trujillo un enorme mausoleo con mármol de Carrara y gruesas cadenas a su alrededor y en el frontis una enorme cruz para que el diablo no pudiera ingresar y apoderarse de su alma.

El mausoleo hasta ahora existe, pero ya no las cadenas ni las puertas de bronce. Tan sólo queda la enorme cruz que aún protege el alma de José Ignacio Chopitea.

martes, 16 de marzo de 2010

Sólo tengo ojos para Tí


Sólo tengo ojos para tí
no te das cuenta, no lo has notado
Y te quiero más de lo que hoy puedo decir
Sólo tengo ojos para tí

Sólo busco el tiempo para tí
vaya manía de estar a tu lado
y lo eterno cabe, en tu minuto enamorado
Sólo tengo ojos para tí

Te veré como siempre en el rincón
donde guardo el corazón y tan sólo vives tú
y aunque el mar pierda una orilla
y el comienzo su partida
sólo tendré ojos para tí.

Sólo tengo ojos para tí
no de das cuenta, no lo has notado
Y te quiero más de lo que hoy puedo decir
Sólo tengo ojos para tí

Te veré como siempre en el rincón
donde guardo el corazón y tan sólo vives tú
y aunque el mar pierda una orilla
y el comienzo su partida
sólo tendré ojos para tí.

Sólo tengo ojos para tí
Sólo tengo ojos para tí

J.L.Guerra

jueves, 11 de marzo de 2010

Pequeña flor


Una noche en medio de un basto paisaje yermo , se vio a una pequeña flor asomarse , y alzar sus pètalos hacia la luna, y esta sonriendo le regalo un bello rayo de luz , fue entonces cuando esta pequeña flor se hizo de plata .
... Y un joven que caminaba cansado por el lugar la vio y se maravillo , y deseo llevarla con El para regalársela a su mujer ...
La luna se lleno de miedo y de dolor ,pues si el joven arrancaba esa pequeña flor ,su vida terminaria pronto...
El joven se acerco ,acaricio a la flor y reflexionando la dejo allí ,al amparo de la luz de la luna...
Ya le contaría a su mujer de la belleza de la flor sin dañarla .
Y sigu'io su camino , llevando en su pensamiento la maravilla que había observado .
Y la luna satisfecha sonrió .


miércoles, 10 de marzo de 2010

Reflexiones de Albert Einstein


" Todos somos muy ignorantes .Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas . "

" Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. "

"Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos."

" Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida . "

" Intenta no volverte un hombre de éxito ,sino volverte un hombre de valor . "

" El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir "

" ¡¡ Triste época la nuestra !! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. "

" El azar no existe , Dios no juega a los dados "


domingo, 7 de marzo de 2010

Comprender


Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de un pariente, cuando ve a un chino poniendo un plato de arroz en la tumba vecina. El hombre se dirige al chino, y le pregunta:
- 'Disculpe señor, pero ¿cree usted que de verdad el difunto comerá el arroz?
- 'Si', respondió el chino.... 'Cuando el suyo venga a oler sus FLORES.'

MORALEJA:
Respetar las opciones del otro, es una de las mayores virtudes que un ser humano puede tener. Las personas son diferentes, actúan diferente
y piensan diferente. No juzgue............ Solamente COMPRENDA.

viernes, 5 de marzo de 2010

El Espejo Negro


Dicen que en el siglo XV vivía en Venecia un fabricante de espejos, que ofrecía delicadas obras a las damas y portentosos muebles a los nobles. Cierto día llegó a su morada un hombre de tez morena y vestimenta negra, con una sonrisa hedionda y torcida. Tras saludar al fabricante de espejos por su nombre, el hombre de piel oscura se reveló como nigromante de Oriente, mago, adivino y hechicero. El fabricante de espejos, asustado, intentó echarlo de su casa, pero el nigromante alzó su mano llena de anillos de plata, y le dijo que en breve un noble le pediría algo imposible, y que tan sólo el nigromante podía ayudarle a conseguirlo. Ignorando al mago, el fabricante de espejos le hizo salir, pero no pudo olvidar la advertencia.

Así fue que llegó a su hogar un noble, orgulloso y pelirrojo, que vestido de seda y armiño le ofreció tanto oro como no había visto el fabricante de espejos en su vida. El noble le hizo un encargo, le pidió un espejo distinto a todos los espejos, tan especial y magnífico que todos quedasen sorprendidos ante él. Cuando el noble se marchó, la advertencia del nigromante volvió a resonar en la cabeza del fabricante de espejos. Salió a las calles de Venecia, atravesando los puentes, recorriendo las callejuelas, cruzando los canales, buscando, en definitiva, al mago de Oriente. Cuando volvió a su casa, al anochecer, cansado y desesperado, el nigromante le esperaba sentado en el portal, con una sonrisa codiciosa en los ojos. Haciéndole pasar, el fabricante le ofreció una cuarta parte del oro a cambio de su ayuda, pero éste lo rechazó, diciendo que tan solo pedía obediencia ciega y secreto, lo cuál el fabricante aceptó sin rechistar.

Tomaron una lámina de vidrio, y la cortaron con un diamante hasta darle una forma perfectamente redonda. El nigromante entonces tomó el diamante, y se acercó al vidrio recién cortado. El fabricante intentó detenerle, temiendo que dañase el cristal, pero el mago pidió tranquilidad, y con cuidado y meticulosidad escribió en el margen del círculo setenta y nueve símbolos que el veneciano no había visto nunca. Luego el nigromante sacó una bolsa de cuero y un bote de cristal, que apestaban a muerte y putrefacción. En el bote se veía un líquido espeso y rojizo, que el fabricante reconoció como sangre. En el saco pudo ver, cuando el nigromante lo abrió, una mano humana, reseca y verdosa, que le hizo trastabillar hacia atrás. Pidió el mago un hornillo, y en él colocó la mano, vertiendo encima la sangre. Con yesca le prendió fuego, y un vapor oscuro de olor dulzón llenó el taller, haciendo que el veneciano se tapara la nariz con su pañuelo. En ese fuego ahumaron el cristal por completo toda una noche, hasta que la más absoluta negrura habitaba en su interior.

Llegó la hora de azogar el cristal, por lo que el fabricante hizo traer mercurio y estaño. El nigromante tomó uno de sus anillos de plata, con una piedra de jade engarzada, y arrancando la piedra hizo fundir el anillo, y mezclarlo con el estaño. Luego sacó un frasco retorcido y vertió su contenido sobre el mercurio, tiñéndolo de negro. Con esos materiales, azogaron el espejo, dejándolo reposar bajo un paño y varios pesos durante todo un día. Cuando terminaron, tenían un espejo pequeño, redondo y absolutamente negro, que tan sólo reflejaba a la persona que lo disponía ante sí. Sin duda era algo excepcional. El nigromante se despidió, con una inquietante sonrisa, y partió de nuevo. Por su parte, el fabricante de espejos encargó a un orfebre un soporte de plata para el espejo, y cuando estuvo terminado, se lo entregó al noble.

La presentación del Specchio Nero, el Espejo Negro, fue por todo lo alto, en un pequeño palacete. Las damas se acercaban para observar el extraño artefacto. Los nobles se maravillaban de su extraña apariencia. Pero el dueño del Espejo no se acercó a él toda la noche, ya se había mirado en él muchas veces antes de aquella fiesta, y no quería volverse a mirar allí nunca.

Y es que tras el Espejo Negro se esconde un reflejo que no te devuelve la mirada, pues al observar sus ojos descubres que está mirando por encima de tu hombro. Te espera tu sombra, que se ha hecho poderosa, y ya no siente sus ataduras, siendo libre de hacer lo que le plazca. Yace la maldad que ocultas en el fondo de tu alma, las sombras que no quieres admitir que haya en tu interior. Observas el gesto, y es el tuyo, pero parece más depravado y vicioso de lo que recuerdas. Y entonces tu rostro se contrae de temor, pero el que hay en el Espejo Negro no varía. Hasta que al fin observas en lo más profundo de la oscuridad que rodea a tu reflejo, que hay alguien más allí dentro, y te está haciendo señales de que entres con él.

Nadie sabe dónde se encuentra ahora el Specchio Nero, pero el viento susurra que yace, cubierto de seda roja, en algún lugar de Venecia. Y el que espera tras el Espejo Negro es paciente, pues sabe que algún día alguien más se reflejará en él.