martes, 23 de julio de 2013

No somos irrompibles.

Los cristales pueden romperse...A veces, basta un golpe leve de abanico.
Las telas suelen desgarrarse al contacto de una diminuta astilla.
Se razgan los papeles...se quiebran las maderas...hasta las paredes se agrietan,tan firmes y sólidas como parecen.
¿Y nosotros?..Ah...nosotros tampoco somos irrompibles.
Nuestros huesos corren el riesgo de fracturarse, nuestra piel puede herirse...
También nuestro corazón aunque siga funcionando como un reloj suizo y el médico nos asegure que estamos sanos...
!!Cuidado¡¡ ¡¡Frágil!! El corazón se daña muy fácilmente.
Cuando oye un "no" o un "si" desganado.
Cuando lo engañan...cuando encuentra candados donde debía encontrar puertas abiertas.
Cuando es una rueda que gira solitaria día tras día...noche más noche...
Entonces, siente tirones desde arriba, desde abajo, por detrás...o es como un potrillo huerfano galopando dentro del pecho.
¿Se arruga? ¿Se encoge? ¿Se estira?.
No.
Late lastimado, ¿y como se cura?.
Solamente el amor del otro corazón alivia sus heridas, solamente el amor del otro corazón las cicatriza.

Autora: Elsa Bornemann

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